Portugal

Lisboa jamás pueda cansarle, pero de todos modos recomendamos que reserve un día para un viaje a Sintra, un lugar de vacaciones favorito de los reyes portugueses. El panorama de esta ciudad como si descendiera de las páginas de un cuento de hadas sobre princesas y dragones. En las verdes colinas, en los bosques brumosos, se puede ver las torres de mansiones familiares, los muros de las fortalezas y los antiguos castillos. En la parte superior se encuentra la perla de Sintra, el Palacio de Pena. Sus brillantes fachadas hace cien años fueron testigos de la caída de la monarquía, y hoy sirven como un lugar popular para las fotos de Instagram. La mística Quinta da Regaleira, famosa por sus pasadizos secretos subterráneos, torres invertidas e historias masónicas, se esconde en un parque denso. A 20 minutos de Sintra hay un faro, y debajo hay una estela que dice: "Estás al borde de Europa". Este es el Cabo de Roca, aquí el viento arroja polvo del océano en su cara, y el océano Atlántico interminable da la esperanza de un buen futuro.

En el norte de Portugal, en la región donde nació la independencia de este país soleado, está la ciudad de Oporto. El retrato de esta ciudad es embriagador: antiguas fincas en ruinas están adyacentes a las villas acristaladas restauradas, las pinturas de azulejos en las fachadas se ven elegantes contra el telón de fondo de los enormes puentes de hierro, y los laberintos de las calles conducen constantemente a tiendas de vinos. Una vez, fue esta ciudad la que inspiró a J. Rowling a escribir Harry Potter. ¿Quizás la vista de Oporto, envuelta en la niebla desde la ventana de un viejo tranvía de madera, corriendo hacia el océano, va a inspirarle a la magia?

Coimbra es la antigua capital de Portugal y la actual ciudad universitaria. Aquí, un monumento arquitectónico se alza sobre el otro, y los paisajes de las calles son tan hermosos que involuntariamente cada uno empieza a lamentar que no sabe cómo tomar fotos con sus propios ojos. Coimbra es la cuna de la mentalidad portuguesa, el fado más emotivo se canta aquí y se sabe todo sobre Saudade. Tales vestimentas obligan a la ciudad a mantener su rostro, pero solo hasta el atardecer: por la noche esta ciudad explota en fiestas y festivales estudiantiles.

Para unas vacaciones familiares lo mejor es elegir el Algarve, la región más sureña de Portugal. Huele a libertad, naranjas y plantaciones de almendras. La ciudad más grande del Algarve es Faro. Este balneario cuenta con playas de arena elegantes, así como lagunas, hoteles de lujo y campos de golf, acogedores restaurantes de pescado y arquitectura auténtica. Asegúrese de incluir a su programa de excursiones el Palacio de Estoy de estilo rococó y la Iglesia de Carmo, siendo un templo de oro, un magnífico ejemplo de barroco. Si va a viajar con niños, hace falta visitar el parque acuático y el parque marino Zoomarine, mientras que para ir de discoteca lo mejor es viajar a Albufeira o Portimão.

Portugal tiene su propio cofre del tesoro. Son las Azores, un archipiélago de 9 islas en las aguas rebeldes del Océano Atlántico. Aquí hay poca civilización, pero diciendo la verdad, no es necesaria aquí. Después de todo, las Azores fueron creadas para respirar al máximo, para ver el mundo submarino, escalar cuevas con los géiseres subterráneos, pasar por el borde del cráter del volcán y bucear con cachalotes y ballenas en el archipiélago.

El ecoturismo, el surf, el gastroturismo, el buceo, un programa cultural y unas vacaciones en la playa son una breve lista de servicios que se puede obtener en la isla de Madeira. Es una isla verde y exuberante que se eleva sobre el océano a mil kilómetros de la costa de Europa. La capital de Madeira es la ciudad de Funchal. Puede conquistar su alma desde el primer paseo por sus calles viejas: el fantástico parque de la mansión colonial de Paleriu y el Jardín de Orquídeas, Fortaleza Santiago y Catedral de Se, el pintoresco Cabo Girao y el Valle de las Monjas. La única inconveniencia de este balneario es que no hay playas totalmente equipadas. Para tomar el sol, debe ir a la isla vecina de Porto Santo.

• Muchas personas consideran erróneamente que los portugueses son vagos, pero en realidad no se dan prisa para vivir. Los locales siempre están felices de tomarse un momento para hablar con otros sobre el clima, la vida y otras cosas.
• Hace falta traer consigo el calzado deportivo cómodo, ya que las calles de las ciudades portuguesas están pavimentadas con adoquines finos que se llama calzada. Es muy resbaladiza lo que a menudo causa caídas y lesiones, incluso entre los lugareños.
• La mayoría de los restaurantes y grandes supermercados cierran a las 9 o 10 de la tarde, así que tenga cuidado de no acostarse con hambre.
• La opción de almuerzo más económica es solicitar comida en McDonald’s.
• Preste atención a los signos en la costa que indican los lugares seguros para nadar: una bandera roja indica que está prohibido nadar, una bandera amarilla indica precaución y una bandera verde indica que la costa es segura para nadar.
• El wifi en Portugal está en casi todas las partes, pero el acceso es generalmente pagado y en promedio cuesta unos 2 euros por media hora. Es más rentable comprar una tarjeta SIM local, 5 GB de Internet móvil le costará 16 euros al mes.
• En las plazas y callejones es posible que le ofrezcan a comprar hierba. Aléjese de estos chavales lo más pronto posible.
• En muchas pastelerías, farmacias, carnicerías y otras tiendas hace falta tomar un boleto para el servicio. Sin este boleto es posible que no se sirvan, así que para no hacer cola en vano, busque una máquina a la hora de entrar en una de tales tiendas.